S
i hace unos años me hubieran
dicho que iba a estudiar Publicidad en Segovia no me lo hubiese creído. En
realidad quería estudiar otra carrera muy diferente pero cada vez estoy más
contenta de haber
acabado en publicidad, pues cuando antes oía esa palabra tan solo
pensaba en los anuncios de la televisión, pero es algo mucho más complejo que abarca
múltiples ámbitos. La publicidad nos rodea y no solo para transmitir un
mensaje comercial, sino mucho más que eso, afecta directamente a la economía,
crea cultura e influye en la sociedad creando roles de conducta… Me parece
fascinante la capacidad que tiene una campaña publicitaria de cambiar nuestra
forma de actuar, haciéndonos creer que podemos alcanzar mundos ideales por comprar
esto o lo otro. Como dice Antonio Caro
en su libro Comprender la publicidad “la publicidad ha terminado
por ser esa presencia reconfortante que nos proyecta imágenes idealizadas de
nosotros mismos con las que secretamente nos identificamos”. Y es que decantarse por una marca u otra no es
solo expresar la preferencia hacia un producto sino adherirse a una determinada filosofía
Yo considero que la principal
propiedad que proporciona tanta influencia a la publicidad es su omnipresencia.
Encontramos publicidad en todas partes, cada vez de forma más innovadora y es
casi imposible librarse de ella, es más muchas veces ni siquiera nos damos
cuenta de que está presente. Gracias a ello tenemos información sobre
diferentes marcas sin ni siquiera darnos cuenta, pero en el momento del consumo
esta información viene a nuestra mente y hace que nos decantemos por una u otra
etiqueta.
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